El martes 5 de julio del año en curso comenzó el encuentro internacional de mujeres campesinas e indígenas, el objetivo es poder evaluar la participación de las mujeres en las organizaciones en los distintos países, así mismo busca analizar el impacto de la campaña “Basta de Violencia Contra las Mujeres”.
Los países que se encuentran en este evento internacional son, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá y Honduras que es el país anfitrión.
En este primer día se abordó el tema sobre cómo se encuentran los movimientos sociales de las mujeres en los distintos países participantes. Esto se hizo bajo la metodología de reunirse entre las mujeres del mismo país. Para después exponerlo frente a sus compañeras.
La reunión entre compañeras dio como resultado que en Guatemala los movimientos campesinos de mujeres son débiles, ya que cada organización se fortalece y ejecuta sus planes de manera individual, sin aglutinación. En Panamá existen organizaciones de mujeres a nivel nacional que luchan en contra de la violencia hacia la mujer un tanto fuerte, en cuanto a Nicaragua los movimientos de mujeres se encuentran desintegrados, poco organizados. En Honduras existe una articulación sólida.
En la convivencia también se abordó la situación económica de las mujeres campesinas e indígenas de estos países, donde se destacan características similares, entre ellas, las mujeres viven en pobreza, no hay oportunidades de empleos, no cuentan con seguro social, no existe oportunidad de acceder a crédito.
Dentro de los problemas de los países resaltan los de infraestructura, de servicios públicos, en Panamá, hay problemas de educación, desempleo, en Nicaragua sobresalen las problemáticas de emigración y violencia física, Guatemala la discriminación, el racismo, despojos, proyectos de monocultivo, imposición cultural y corrupción, en Honduras resalta la falta de infraestructura y personal en sector salud y la violencia hacia las mujeres y niñas. El Salvador problemas de Justicia.
Los problemas en la mayoría de países son similares, sin embargo, hay algunas políticas públicas que dan esperanza de justicia contra tanta impunidad e iniquidad.
Nicaragua es uno de los países donde la violencia contra la mujer y los feminicidios pueden castigarse hasta con cadena perpetua, en Panamá se aumentó los años de cárcel a agresores de mujeres, Honduras por su parte está impulsando programas de crédito, leyes contra la violencia doméstica, los demás países reflejan leyes parecidas.
Las políticas públicas en cada país buscan mejorar las condiciones de vida de las mujeres, pero es importante tener claro que los problemas estructurales como la pobreza deben de tener más atención y análisis especial por parte del Estado.
